Más de dos centenares de personas asistieron en La Casa Encendida a la presentación de libro-DVD #resistenciaminera, compuesto de fotografías de Javier Bauluz y un reportaje audiovisual de Marcos Martínez que documentan la huelga minera que tuvo lugar en Asturias y León el pasado verano, cuando miles de trabajadores del sector salieron a las calles reclamando que se mantuvieran los acuerdos sobre las subvenciones estatales al carbón. El periodista Jordi Évole condujo el acto, y afirmó que «en este trabajo veo alma y veo libertad, dos cosas que se necesitan actualmente en el Periodismo». Más de un centenar de personas siguieron el evento desde las pantallas habilitadas en el exterior tras completarse el aforo previsto.
En contraste con el enfoque de la mayoría de la información que se publicó sobre aquellas manifestaciones, los periodistas Bauluz y Martínez han pretendido, con las 52 fotografías en blanco y negro y el DVD con 20 escenas de vídeo que componen #resistenciaminera, acercarse a la parte emocional del conflicto. «Lo único que interesó a los grandes medios de comunicación de las protestas de los trabajadores del carbón fue su faceta violenta, las barricadas. Nosotros hemos querido acercarnos a las sensaciones de aquellas personas», explicó Bauluz en la que fue la tercera de la ronda de presentaciones de su obra, que los autores arrancaron el lunes pasado en Mieres (Oviedo). «Para mí era importante evitar prejuicios, por eso me pasé siete meses conviviendo con estos profesionales en huelga, para entender, entre otras cosas, por qué cortaban carreteras», expresó Martínez, que se confesó sorprendido del asombro de los españoles ante la virulencia de la revuelta. «En Asturias la movilización social y el sindicalismo han sido siempre muy fuertes, los mayores de España. Es comprensible que sus protestas tengan tal magnitud, y además resultaron un acicate para que otros sectores se levantaran también a reivindicar sus derechos», comentó, a lo que Évole apostilló que «preocupó mucho arriba [en referencia a instancias gubernamentales] que en la calle se coreara a los mineros, cuando entraron en Madrid, la consigna ‘Esta es nuestra selección».
Los autores aclararon que este trabajo documental comenzó a fraguarse de manera inconsciente, pues inicialmente no tenían objetivos comunes. «Somos vecinos y quedábamos para ir a cubrir la protesta: yo hacía fotos para mi periódico Periodismo Humano y Marcos grababa para el documental que pronto estrenará, Remine», recordó Bauluz. Pero enseguida decidieron unir los resultados de cada uno de sus trabajos en esta obra que ellos mismos han financiado y distribuido personalmente por las cuencas mineras. «Queríamos que cada tienda de ultramarinos de cada pueblo tuviera este material para conservarlo para el futuro, porque de él se puede hacer una lectura atemporal. Me emociona la buena acogida que ha tenido. En toda mi carrera profesional, jamás había recibido tanto agradecimiento por mi labor», confesó Martínez.
Bauluz aclaró que el hecho de que #resistenciaminera se componga básicamente de imágenes, sin apenas texto, se debe a que «no hemos querido introducir interpretaciones, simplemente presentar estas fotos para que cada espectador pueda extraer ahora sus conclusiones», si bien Martínez añadió que «es muy difícil que no exista ninguna implicación emocional en ti, como informador, cuando convives tanto tiempo con un colectivo tan maltratado, que pedía, aunque a su manera, que se cumpliera el calendario estatal de subvenciones que estaba previsto». Y analizó que «se habla de rentabilidad económica para justificar que compremos carbón en países que no respetan los derechos humanos en lugar de comprarlo en nuestras cuencas mineras, y así, miles de personas, pueblos enteros en ellas están perdiendo su medio de vida. Por ejemplo, en los próximos días más de 2.000 trabajadores de la minería privada se quedarán en la calle». Martínez se quejó de que «el problema del sector del carbón se viene arrastrando desde hace 25 años, y no se han aportado aún soluciones. Y ha habido dinero procedente de fondos europeos que ha sido gestionado por los gobiernos nacionales, autonómicos y municipales sin ninguna planificación previa, con pura improvisación como construir balnearios». En el mismo sentido, Bauluz observó que «me encuentro ahora haciendo las mismas fotos, y en el mismo lugar, que hace 28 años, cuando me estrené como periodista, después de haber dado vueltas con la cámara por todo el mudo».
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